Circulación del LCR e Hidrocefalia

Generalidades del LCR

En la bóveda craneana, el cerebro y las demás estructuras que conforman el encéfalo flotan en un líquido traslúcido que denominamos líquido cefalorraquídeo (LCR). Dicho líquido tiene tres funciones básicas, esenciales para el correcto desenvolvimiento del sistema nervioso central:

  1. Amortiguar: El LCR evita que el pelotazo que recibe un bateador profesional de béisbol transmita el impacto al encéfalo, distribuyendo de una forma mucho menos nociva la energía.
  2. Homeostasis: El LCR intercambia elementos constantemente con el plasma, manteniendo una composición regular a lo largo del día, un ambiente óptimo para el metabolismo encefálico.
  3. Regulación de la presión intracraneal: El LCR puede variar su volumen en función de la presión intracraneal. Por ejemplo, en pacientes con un tumor cerebral, que ocupa espacio dentro de la bóveda craneana, una cantidad normal de líquido podría suponer un incremento significativo de la presión que pondría en peligro la vida.
Esquema de la producción/circulación/reabsorción del LCR.

     Los vasos sanguíneos que recorren la masa encefálica convergen en conglomerados de capilares denominados plexos coroideos, cuya membrana entra en contacto con unas cavidades llamadas ventrículos, en especial los laterales (70%), que reposan justo en medio de los grandes hemisferios. La diferencia de presión hidrostática permite que parte del plasma pase a los ventrículos, formándose así el LCR. De los ventrículos laterales el LCR pasa al tercer ventrículo a través de los conductos de Monro y, de ahí, pasa al cuarto ventrículo mediante el acueducto de Silvio. Desde el cuarto ventrículo el LCR de distribuye hacia alrededor del cerebro y la médula espinal a través de los agujeros de Magendie y el agujero de Luschka. En el espacio subaracnoideo, el LCR regresa a la sangre a través de estructuras especializadas en la absorción, similares a las existentes en la superficie del intestino delgado, las vellosidades aracnoideas. 

     Como aprendimos hace unas líneas, la producción/reabsorción del LCR depende de la presión intracraneal. Un incremento de 20 cmH2O reduce casi al mínimo la producción en los plexos e incrementa significativamente la reabsorción en las vellosidades, por lo contrario, un descenso hasta 5 cmH2O multiplica la producción y reduce la reabsorción. Mantener una presión intracraneana próxima a 10 cmH2O mantiene una adecuada producción/drenaje del LCR.


Hidrocefalia

La palabra hidrocefalia literalmente significa “agua en el encéfalo” y se refiere a un exceso de líquido cefalorraquídeo, que puede deberse a tres razones lógicas: un exceso en la producción, un déficit en la reabsorción o una obstrucción en alguno de los conductos por los que circula, siendo estas dos últimas las más frecuentes. Por tales razones, las causas pueden englobarse en dos grandes grupos:

a) Hidrocefalia no comunicante: representa la mayoría. Es la que se ve cuando se interrumpe el paso del LCR, haciendo que las zonas previas se dilaten. En los niños suele estar asociada a defectos congénitos, en especial los que tienen que ver con el acueducto de Silvio, un punto vulnerable por sus características anatómicas (largo y estrecho). En los adultos puede estar asociada al crecimiento de masas tumorales. 

b) Hidrocefalia comunicante: por un exceso en la producción o un déficit en la absorción. Suele verse como consecuencia del taponamiento de las vellosidades aracnoideas por la fibrosis secundaria a un proceso inflamatorio/infeccioso (como una meningitis) o al sangrado (como una hemorragia subaracnoidea).


     El líquido excesivo conlleva a múltiples complicaciones asociadas al edema o a la hipertensión intracraneal. El tipo de edema más frecuente es el intersticial, ya que la presión hidrostática fuerza el acúmulo de líquido entre las células; sin embargo, el incremento consiguiente de la presión intracraneal compromete la circulación, generando un tipo de edema más letal: el citotóxico. En términos generales, la hipertensión intracraneal se considera sobre los 20 cmH2O, ya que la evidencia demuestra que sobre este punto hay compromiso vascular.

     El tratamiento de la Hidrocefalia tiene 3 propósitos: 

  1. Corregir las complicaciones (edema cerebral/hipertensión intracraneal), para lo cual suele ser necesario el uso de soluciones hiperosmolares como el manitol.
  2. Tratar el desencadenante: Por ejemplo, la corrección quirúrgica de un punto de obstrucción mediante septostomía.
  3. Tratar la propia hidroceflia: en caso de no haberse corregido mediante la intervención anterior suele ser necesaria la colocación de válvula de derivación hacia una zona de absorción, como el peritoneo o, incluso, hacia un vaso de gran calibre, como una vena yugular. Además, se han planteado medicamentos capaces de reducir la producción del LCR a expensas de diferencias de presión hidrostática, principalmente diuréticos, como la Acetazolamida.
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