Presión de Perfusión de las Coronarias. Un método para saber si la RCP fue exitosa

Cuando un paciente presenta una parada cardio-respiratoria (PCR) y recibe un procedimiento de reanimación cardio-pulmonar (RCP) oportuno, aún cuando el aparato cardiovascular recupera su autonomía sigue siendo vulnerable a otra parada, debido principalmente a que exista una mala perfusión del propio músculo cardíaco, a través de las arterias coronarias. 
     Un método efectivo para confirmar si el paciente mantiene un adecuado Flujo Coronario es calcular la Presión de Perfusión Coronaria (PPC), para lo cual hay que tomar en cuenta un hecho fisiológico importante: las arterias coronarias nutren el miocardio cuando el corazón se relaja, es decir, durante la diástole. En este momento del ciclo cardíaco, la presión diastólica existente en el interior de la aorta supera la presión de las coronarias y provoca dicho flujo. En otras palabras, la PPC es igual a la Presión Diastólica en la Aorta (PADa) menos la Presión de las Arterias Coronarias, las que cricundan y penetran el músculo cardíaco.
Catéter de Swan-Ganz
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     No obstante, aquí surge una pregunta: ¿de qué manera puede determinarse la presión existente en las coronarias durante la diástole? Sin lugar a dudas es un reto conseguirlo de forma directa, pero hay un método indirecto que nos puede esclarecer su valor. La presión de las coronarias tiende a ser similar a la Presión de Oclusión de la Arteria Pulmonar (POAP).
     La POAP se obtiene mediante la utilización de un catéter de Swan-Ganz, que se introduce a través de un acceso venoso al lecho vascular, hasta alcanzar las cavidades derechas del corazón, desde donde pueden hacerse estudios barométricos de la aurícula derecha, el ventrículo derecho y la arteria pulmonar. En esta última parte se puede obtener la POAP inflando el balón del dispositivo y dejándolo avanzar hasta encontrar un lumen que no le permita moverse, provocando su oclusión momentánea. En dicho momento, se puede medir la presión existente, lo que se conoce como POAP, que suele ser similar a la presión que manejan las coronarias.


     Atendiendo a lo antes dicho, se puede deducir que:
PPC= PADa-POAP

     Un valor por debajo de 50mmHg en un paciente promedio reanimado tiende a ser de mal pronóstico y a hacerlo propenso a una nueva falla cardíaca por un Flujo Coronario deficiente.

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Referencias Bibliográficas:

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  • Julio A. Farias, Pablo Neira, Emilio Koch, Ana María Nieva. Guías de Cuidados Intensivos Pediátricos. Editorial Corpus. 2015.
  • Yepes, D., Bejarano, J., Panesso, R., & Granados, M. (2007). Evaluación no invasiva de la presión de oclusión de la arteria pulmonar en el paciente crítico mecánicamente ventilado. Medicina intensiva, 31(7), 361-366.
  • Dres. Alexis A. Topjian, Robert A. Berg and Vinay M. Nadkarni. Reanimación cardiopulmonar en pediatría. Intramed. Pediatrics 2008;122;1086.
  • Nilda Espinoza Zavaleta*, Gunther Hernández Morales, Jesús Vargas Barrón. Hipertesión arterial pulmonar: Evaluación ecocardiográfica. Revista Peruana de Cardiología : Vol. XXVII - N.° 3. 2001.
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