No olvidemos la importancia de las vacunas


El pasado sábado 5 de agosto del presente año se celebró en el HODELPA Gran Almirante una jornada nacional, coordinada y auspiciada por la Sociedad Dominicana de Infectología, a la que, además de todos los infectólogos nacionales, fueron invitados pediatras, médicos internistas, ginecólogos, entre otros.

     Los enriquecedores temas presentados por los expositores tuvieron un denominador común: la vacunación -de ahí que se contara entre ellos a la conocida figura de la Dra Soraya Castro Llibre- como respuesta a la condición internacional actual. Y es que la reputación de este magnánimo aporte a la humanidad actualmente pende de un hilo, al parecer, olvidándose el hecho de que, después del agua potable, las vacunas constituyen el mayor aporte a la prevención en salud.

     Las dos primeras causas de muerte a nivel mundial de naturaleza infecciosa, son la diarrea y la neumonía, razón por la cual los organismos internacionales han hecho innumerables esfuerzos en lo único que podría reducir esta situación: la prevención, aún en los países de escasos recursos -donde ocurren la mayoría de estas muertes-; de ahí que en la última década se distribuyeran internacionalmente vacunas contra el rotavirus y el neumococo, principales agentes causales de la gastroenteritis aguda y la neumonía, respectivamente.

     En los últimos años las evidencias han hablado y la neumonía ha evidenciado una reducción significativa -tanto en su incidencia como en la mortalidad provocada por ella-, al menos en los países cuya cobertura ha sobrepasado el 80%, nivel considerado como el mínimo necesario para conseguir un cambio en el comportamiento de esta enfermedad. Es principalmente este último dato el que condena la condición de ésta enfermedad en nuestro país. Los datos epidemiológicos locales dejan claro que no ha habido cambios después de la introducción de las vacunas -que son las mismas que sí han funcionado en países desarrollados- y la razón es que la cobertura nacional actual se encuentra por debajo del 30%.


     ¿Por qué no funciona nuestro sistema de prevención contra enfermedades infecciosas? Hay países que se han hecho esta pregunta y sus respuestas han sido varias, como es el caso de Cuba, donde fueron más radicales, anunciando que si apareciese una enfermedad inmunoprevenible, el médico responsable de dicha zona sería sometido públicamente a la justicia; en otros países como Estados Unidos, las vacunas son obligatorias y, por lo tanto, no efectuarlas es incumplir la ley por parte de sus progenitores, otros más, como España, cuentan con una educación continuada más eficiente, por lo cual, la mayor parte de la población ha acogido la vacunación de manera voluntaria. No sabemos cuál de estas u otras decisiones tomará nuestro sistema de salud, pero todo apunta que, sea lo que sea, es necesario que se haga lo antes posible.

     En la última década, ha surgido una nueva sombra internacional que se proyecta por innumerables países, cuya sede se asienta en países desarrollados: Los Grupos Antivacunas, abarcando desde presidentes de renombre y estrellas de cine, hasta padres que han olvidado la importancia de la prevención y se oponen a que vacunen a sus hijos, sopesando erróneamente que los efectos adversos superan los beneficios; nada más apartado de la realidad. Basta con mencionar la viruela -que no debe confundirse con la varicela, su benévola prima-, que azotaba las poblaciones y los mataba por millares. Recordemos que no solo fueron los europeos los que asesinaron a nuestros indígenas, pues gran parte de estos cayeron abatidos ante esta maléfica enfermedad, que hoy en día se encuentra erradicada, después de la vacunación.
Niños que sobrevivieron a un brote de Polio
http://polioeradication.org/polio-today/history-of-polio/

     Y es que las vacunas son víctimas de su propio éxito, pues, su eficacia ha hecho que olvidemos la severidad de las enfermedades que con ellas prevenimos (véase la figura de niños que padecieron polio). En Estados Unidos, la que llamaremos "Sociedad Antivacunas" ha crecido significativamente, hasta el punto en que la cobertura Tripleviral se ha reducido. Como consecuencia, en el 2014 se registró el brote más grande de Sarampión, visto en los últimos años.

     En conclusión, no  debemos olvidar que la vacunación es una necesidad de nuestra generación para erradicar y mantener obsoletas enfermedades temibles que han diezmado a la humanidad por años. Además, es un deber ante las generaciones futuras -nuestra descendencia-, para mantenerlas libres de las iniquidades presentes. No nos dejemos engañar de las facciones que se aprovechan de nuestra inocencia, vendiéndonos falsas verdades, con el real propósito de exterminarnos, como lo hiciera hace ya tantos años un grupo de estafadores armados que desembarcó en una isla de inocentes taínos.

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